OPINIÓN SOBRE LA REFINERÍA DE TALARA
Por Manuel Lobato Olle - COLUMNISTA INVITADO:
www.ssecoconsulting.com
PRESENTACION
El ingeniero Manuel Lobato Ollé es una institución en la industria de hidrocarburos en el Perú y en Petroperú S.A.,y fue Jefe de uno de los ingenieros químicos que desarrollamos (Jaime Santillana) esta página web en la antigua Unidad de Investigación y Desarrollo de Petroperú S.A. a finales de 1980´s e inicios de los 1990´s.
Durante dicha época el ingeniero Manuel Lobato estuvo particularmente interesado en los aspectos e impactos ambientales de la industria de hidrocarburos en el país habiendo sido pionero en este campo (como en varios más en el Perú).
Sin más preámbulos presentamos la opinión del ingeniero Manuel Lobato sobre Refinería Talara
OPINIÓN SOBRE LA REFINERÍA DE TALARA
Por Manuel Lobato Ollé
2017 07 03
Introducción.
Con mis 40 años exactos en la industria del petróleo en el Perú1, en lo que puede calificarse de una increíble demostración de intolerancia e ignorancia, últimamente oigo hablar tantas inexactitudes juntas, que contra mi costumbre he decidido escribir estas breves líneas que espero ayuden a poner en claro algunas ideas; cuando menos para conocimiento de mis amigos que se preocupan por la cuestión, y felizmente no son pocos.
Desde luego no pretendo, con esta breve nota, considerar resuelto tan complicado asunto. Sólo contribuir a la comprensión de la cuestión exponiendo de la forma más simple posible, algunas ideas medulares de exclusivo orden técnico.
1 El ingeniero Manuel Lobato Ollé ingresó a trabajar al servicio de la International Petroleum Company Ltd., en Talara el 29 de setiembre de 1962 y se retiró de PETROPERU S.A. el 28 de setiembre del 2002.
Para facilitar el tratamiento de este complicado asunto, parece conveniente dividir la cuestión abordando uno por uno los principales argumentos que últimamente se han expuesto públicamente, y que son los siguientes:
Comentarios
A continuación mis comentarios.
1. La Refinería de Talara es un “Elefante Blanco” en el cual no se debería invertir, menos hoy que el Perú ya no tiene petróleo.
Se ha dicho y repetido hasta el cansancio que la Refinería de Talara es un mal negocio y que por ello, el Estado no debe invertir en ella.
En cualquier caso, no vamos a pretender defender que el negocio de refinación del petróleo sea el eslabón más rentable entre los que componen la cadena de la industria del petróleo. Es verdad que los márgenes de utilidad en el negocio de refinación del petróleo, no son los más holgados entre los de otras fases de la industria del petróleo, dentro de las cuales de manera general, la operación de un campo petrolero desarrollado tiene el primer puesto -pues su margen proviene de la diferencia entre el precio de venta del petróleo y el costo de producirlo, generalmente mucho menor- y el negocio de distribución de combustibles, el segundo. Pero, de allí a decir que se trata de un “Elefante Blanco”, hay un abismo.
Sólo tenemos que repasar las razones por las cuales se construyen refinerías de petróleo en el mundo y los criterios según los cuales se decide su óptima ubicación.
En cuanto a lo primero, se trata de una verdad de Perogrullo: es evidente que nadie puede consumir petróleo crudo en su automóvil; por tanto, es imprescindible refinarlo.
En cuanto a lo segundo, se trata de un simple criterio de logística: idealmente las refinerías se ubican en una localidad donde hay un campo de producción de petróleo que puede abastecer directamente a la refinería; o alternativamente, donde está el gran mercado que se pretende servir. Ambas situaciones propenden a minimizar los costos de transporte.
La ubicación de la Refinería de Talara obedece tanto al primer criterio como también al segundo, pues de una parte, aun puede obtener parte del petróleo que requiere y todo el gas que usa como combustible, directamente de los yacimientos talareños; y además es cercana a los mercados peruanos que debe servir.
De otra parte, si fuese verdad que el Perú ya no debe tener refinerías por el hecho de “no tener petróleo” –lo que por lo demás, no es cierto, pues aunque sea deficitario, el país aun dispone de petróleo– explíquese entonces, por qué países como Chile y Uruguay, para no ir muy lejos, que no tienen o casi no tienen petróleo, SI TIENEN refinerías. Y yendo un poco más lejos, explíquese por qué Alemania, Italia, Francia, España, Japón y Corea que no tienen petróleo, tienen no una sino varias refinerías cada uno de ellos.
Así, la Refinería de Talara, lejos de ser un “Elefante Blanco” es un activo que, dentro de los estrechos márgenes de utilidad que afectan a todas las refinerías de petróleo en el mundo, tiene ventaja sobre las demás, cuando se trata de servir al mercado peruano. Por ello, no hay duda que importar petróleo y refinarlo en el país, es más económico que importar combustibles refinados.
2. La Refinería de Talara es muy pequeña. En el mundo las refinerías se construyen más grandes para aprovechar las economías de escala.
No pretendemos negar esta verdad. Sólo destacar lo que no se dice: precisamente el proyecto de modernización de la Refinería de Talara, además de mejorar la calidad de los productos que podrá servir al mercado peruano, podrá obtenerlos en mayor volumen y a partir de crudos de menor calidad, esto es a partir de crudos más baratos. Esto es que luego de su modernización la Refinería de Talara será una planta más eficiente y por tanto, más económica.
3. El Estado no debe invertir en la Refinería de Talara. El Estado sólo debe invertir donde los privados no lo hacen. El rol del Estado es atender la seguridad, la educación y la salud.
Para invertir en seguridad, educación y salud, el Estado requiere obtener recursos. Una forma de obtener más recursos es optimizar la operación de las empresas del Estado.
¿Alguien se opone a ello?
Y no hay duda de que una Refinería de Talara renovada permitirá generar mayores utilidades que aquellas posibles con la planta original, máxime considerando la calidad superior de los combustibles que hoy se exigen.
4. La refinería no es el negocio principal. El verdadero negocio está en los grifos.
Desde luego nadie pretende negar que los grifos sean un eslabón muy rentable dentro de la cadena de la industria del petróleo, aunque más rentable aun es la operación de un campo petrolero desarrollado, como los campos que fueron de PETROPERÚ y el gobierno fujimorista “privatizó”. Ver también el numeral 1 arriba.
Sobre el particular, nadie puede negar que cuando las refinerías, siguiendo a la evolución de los precios del crudo, bajan sus precios ex - planta, los grifos demoran largamente la reducción de sus precios, alegando que tienen que agotar sus existencias adquiridas a mayor precio. Pero, cuando las refinerías, igualmente siguiendo a la evolución de los precios del crudo, suben sus precios ex - planta, los grifos instantáneamente elevan sus precios. Ahora no importa el tener que agotar sus existencias adquiridas a menor precio.
De otra parte, los grifos son la conexión de las refinerías con el mercado. No hay duda que cuando se vendieron los grifos de PETROPERÚ, el gobierno cometió un error grave. No vendió las facilidades: entregó el mercado.
Ello explica porqué PETROPERÚ ha tenido que reconstruir su cadena de distribución “abanderando” grifos hoy privados.
5. Está demostrado hasta la saciedad que PETROPERU no es una empresa exitosa. Los peruanos no sabemos operar empresas de esta clase.
La verdad es que PETROPERU es una noble empresa que ha servido y aun sirve al país a pesar de la incomprensión pública y política. Por ejemplo: haberla despojado de los campos petroleros en plena producción, y además, vendido o entregado en concesión su sistema de distribución de combustibles (plantas de almacenamiento y distribución, flota naviera, grifos y camiones de distribución de combustibles), fueron gruesos errores en contra de la empresa y del país.
De una parte, de hecho los objetivos supuestamente perseguidos con tales acciones, no se han cumplido en lo mínimo:
De otra parte, actualmente PETROPERU cuenta con certificaciones ISO 9000, ISO 14000, ISO 17025 y OSHA 18000.
Para los interesados, se recomienda visitar el enlace siguiente:
http://www.petroperu.com.pe/portalweb/Main.asp?Seccion=469
El personal de PETROPERU es altamente capacitado, pues la empresa mantiene un excelente programa de desarrollo de personal que incluye un plan de capacitación que abarca actividades en las principales universidades del Perú y del extranjero, incluyendo maestrías y doctorados.
Es un hecho, que el Perú, por razones históricas no ha tenido oportunidad de adquirir cultura acerca de la industria del petróleo, y que aun hoy, ese proceso de culturización recién se está dando. Ello explica, en parte, la diversidad de opiniones desubicadas que se lanzan en los medios de comunicación por personas, obviamente inexpertas en la materia.
A diferencia de otros servicios, en el Perú nunca han faltado combustibles, aun pese a que en cierta etapa de la vida nacional –como es público y notorio– el gobierno obligaba a PETROPERU a vender los combustibles por debajo de sus costos de operación. Esa situación de triste recordación no tiene porque repetirse. Sólo se requiere de un marco legal adecuado, que permita a PETROPERU operar en competencia con los agentes privados que participen, desterrándose definitivamente la perniciosa interferencia política en el manejo de la empresa.
Por lo demás, sostener que los peruanos no sabemos operar empresas de esta clase, es una increíble e inadmisible actitud derrotista que ya debemos largamente superar.
Conclusión.
Frente a todo lo expuesto, la actitud de oponerse al proyecto de actualización de la Refinería de Talara, es un acto de ignorancia o de práctica anti-patria. Por ello, no merece consideración por la sociedad peruana.
El ingeniero Manuel Lobato Ollé es una institución en la industria de hidrocarburos en el Perú y en Petroperú S.A.,y fue Jefe de uno de los ingenieros químicos que desarrollamos (Jaime Santillana) esta página web en la antigua Unidad de Investigación y Desarrollo de Petroperú S.A. a finales de 1980´s e inicios de los 1990´s.
Durante dicha época el ingeniero Manuel Lobato estuvo particularmente interesado en los aspectos e impactos ambientales de la industria de hidrocarburos en el país habiendo sido pionero en este campo (como en varios más en el Perú).
Sin más preámbulos presentamos la opinión del ingeniero Manuel Lobato sobre Refinería Talara
OPINIÓN SOBRE LA REFINERÍA DE TALARA
Por Manuel Lobato Ollé
2017 07 03
Introducción.
Con mis 40 años exactos en la industria del petróleo en el Perú1, en lo que puede calificarse de una increíble demostración de intolerancia e ignorancia, últimamente oigo hablar tantas inexactitudes juntas, que contra mi costumbre he decidido escribir estas breves líneas que espero ayuden a poner en claro algunas ideas; cuando menos para conocimiento de mis amigos que se preocupan por la cuestión, y felizmente no son pocos.
Desde luego no pretendo, con esta breve nota, considerar resuelto tan complicado asunto. Sólo contribuir a la comprensión de la cuestión exponiendo de la forma más simple posible, algunas ideas medulares de exclusivo orden técnico.
1 El ingeniero Manuel Lobato Ollé ingresó a trabajar al servicio de la International Petroleum Company Ltd., en Talara el 29 de setiembre de 1962 y se retiró de PETROPERU S.A. el 28 de setiembre del 2002.
Para facilitar el tratamiento de este complicado asunto, parece conveniente dividir la cuestión abordando uno por uno los principales argumentos que últimamente se han expuesto públicamente, y que son los siguientes:
- La Refinería de Talara es un “Elefante Blanco” en el cual no se debería invertir, menos hoy que el Perú ya no tiene petróleo.
- La Refinería de Talara es muy pequeña. En el mundo las refinerías se construyen más grandes para aprovechar las economías de escala.
- El Estado no debe invertir en la Refinería de Talara. El Estado sólo debe invertir donde los privados no lo hacen. El rol del Estado es atender la seguridad, la educación y la salud.
- La refinería no es el negocio principal. El verdadero negocio está en los grifos.
- Está demostrado hasta la saciedad que PETROPERU no es una empresa exitosa. Los peruanos no sabemos operar empresas de esta clase.
Comentarios
A continuación mis comentarios.
1. La Refinería de Talara es un “Elefante Blanco” en el cual no se debería invertir, menos hoy que el Perú ya no tiene petróleo.
Se ha dicho y repetido hasta el cansancio que la Refinería de Talara es un mal negocio y que por ello, el Estado no debe invertir en ella.
En cualquier caso, no vamos a pretender defender que el negocio de refinación del petróleo sea el eslabón más rentable entre los que componen la cadena de la industria del petróleo. Es verdad que los márgenes de utilidad en el negocio de refinación del petróleo, no son los más holgados entre los de otras fases de la industria del petróleo, dentro de las cuales de manera general, la operación de un campo petrolero desarrollado tiene el primer puesto -pues su margen proviene de la diferencia entre el precio de venta del petróleo y el costo de producirlo, generalmente mucho menor- y el negocio de distribución de combustibles, el segundo. Pero, de allí a decir que se trata de un “Elefante Blanco”, hay un abismo.
Sólo tenemos que repasar las razones por las cuales se construyen refinerías de petróleo en el mundo y los criterios según los cuales se decide su óptima ubicación.
En cuanto a lo primero, se trata de una verdad de Perogrullo: es evidente que nadie puede consumir petróleo crudo en su automóvil; por tanto, es imprescindible refinarlo.
En cuanto a lo segundo, se trata de un simple criterio de logística: idealmente las refinerías se ubican en una localidad donde hay un campo de producción de petróleo que puede abastecer directamente a la refinería; o alternativamente, donde está el gran mercado que se pretende servir. Ambas situaciones propenden a minimizar los costos de transporte.
La ubicación de la Refinería de Talara obedece tanto al primer criterio como también al segundo, pues de una parte, aun puede obtener parte del petróleo que requiere y todo el gas que usa como combustible, directamente de los yacimientos talareños; y además es cercana a los mercados peruanos que debe servir.
De otra parte, si fuese verdad que el Perú ya no debe tener refinerías por el hecho de “no tener petróleo” –lo que por lo demás, no es cierto, pues aunque sea deficitario, el país aun dispone de petróleo– explíquese entonces, por qué países como Chile y Uruguay, para no ir muy lejos, que no tienen o casi no tienen petróleo, SI TIENEN refinerías. Y yendo un poco más lejos, explíquese por qué Alemania, Italia, Francia, España, Japón y Corea que no tienen petróleo, tienen no una sino varias refinerías cada uno de ellos.
Así, la Refinería de Talara, lejos de ser un “Elefante Blanco” es un activo que, dentro de los estrechos márgenes de utilidad que afectan a todas las refinerías de petróleo en el mundo, tiene ventaja sobre las demás, cuando se trata de servir al mercado peruano. Por ello, no hay duda que importar petróleo y refinarlo en el país, es más económico que importar combustibles refinados.
2. La Refinería de Talara es muy pequeña. En el mundo las refinerías se construyen más grandes para aprovechar las economías de escala.
No pretendemos negar esta verdad. Sólo destacar lo que no se dice: precisamente el proyecto de modernización de la Refinería de Talara, además de mejorar la calidad de los productos que podrá servir al mercado peruano, podrá obtenerlos en mayor volumen y a partir de crudos de menor calidad, esto es a partir de crudos más baratos. Esto es que luego de su modernización la Refinería de Talara será una planta más eficiente y por tanto, más económica.
3. El Estado no debe invertir en la Refinería de Talara. El Estado sólo debe invertir donde los privados no lo hacen. El rol del Estado es atender la seguridad, la educación y la salud.
Para invertir en seguridad, educación y salud, el Estado requiere obtener recursos. Una forma de obtener más recursos es optimizar la operación de las empresas del Estado.
¿Alguien se opone a ello?
Y no hay duda de que una Refinería de Talara renovada permitirá generar mayores utilidades que aquellas posibles con la planta original, máxime considerando la calidad superior de los combustibles que hoy se exigen.
4. La refinería no es el negocio principal. El verdadero negocio está en los grifos.
Desde luego nadie pretende negar que los grifos sean un eslabón muy rentable dentro de la cadena de la industria del petróleo, aunque más rentable aun es la operación de un campo petrolero desarrollado, como los campos que fueron de PETROPERÚ y el gobierno fujimorista “privatizó”. Ver también el numeral 1 arriba.
Sobre el particular, nadie puede negar que cuando las refinerías, siguiendo a la evolución de los precios del crudo, bajan sus precios ex - planta, los grifos demoran largamente la reducción de sus precios, alegando que tienen que agotar sus existencias adquiridas a mayor precio. Pero, cuando las refinerías, igualmente siguiendo a la evolución de los precios del crudo, suben sus precios ex - planta, los grifos instantáneamente elevan sus precios. Ahora no importa el tener que agotar sus existencias adquiridas a menor precio.
De otra parte, los grifos son la conexión de las refinerías con el mercado. No hay duda que cuando se vendieron los grifos de PETROPERÚ, el gobierno cometió un error grave. No vendió las facilidades: entregó el mercado.
Ello explica porqué PETROPERÚ ha tenido que reconstruir su cadena de distribución “abanderando” grifos hoy privados.
5. Está demostrado hasta la saciedad que PETROPERU no es una empresa exitosa. Los peruanos no sabemos operar empresas de esta clase.
La verdad es que PETROPERU es una noble empresa que ha servido y aun sirve al país a pesar de la incomprensión pública y política. Por ejemplo: haberla despojado de los campos petroleros en plena producción, y además, vendido o entregado en concesión su sistema de distribución de combustibles (plantas de almacenamiento y distribución, flota naviera, grifos y camiones de distribución de combustibles), fueron gruesos errores en contra de la empresa y del país.
De una parte, de hecho los objetivos supuestamente perseguidos con tales acciones, no se han cumplido en lo mínimo:
- La producción petrolera del país, no ha crecido. Ni siquiera se ha sostenido en los niveles que tenía antes del proceso de privatización;
- No se han desarrollado importadores de combustibles que supuestamente iban a competir con las refinerías nacionales.
De otra parte, actualmente PETROPERU cuenta con certificaciones ISO 9000, ISO 14000, ISO 17025 y OSHA 18000.
Para los interesados, se recomienda visitar el enlace siguiente:
http://www.petroperu.com.pe/portalweb/Main.asp?Seccion=469
El personal de PETROPERU es altamente capacitado, pues la empresa mantiene un excelente programa de desarrollo de personal que incluye un plan de capacitación que abarca actividades en las principales universidades del Perú y del extranjero, incluyendo maestrías y doctorados.
Es un hecho, que el Perú, por razones históricas no ha tenido oportunidad de adquirir cultura acerca de la industria del petróleo, y que aun hoy, ese proceso de culturización recién se está dando. Ello explica, en parte, la diversidad de opiniones desubicadas que se lanzan en los medios de comunicación por personas, obviamente inexpertas en la materia.
A diferencia de otros servicios, en el Perú nunca han faltado combustibles, aun pese a que en cierta etapa de la vida nacional –como es público y notorio– el gobierno obligaba a PETROPERU a vender los combustibles por debajo de sus costos de operación. Esa situación de triste recordación no tiene porque repetirse. Sólo se requiere de un marco legal adecuado, que permita a PETROPERU operar en competencia con los agentes privados que participen, desterrándose definitivamente la perniciosa interferencia política en el manejo de la empresa.
Por lo demás, sostener que los peruanos no sabemos operar empresas de esta clase, es una increíble e inadmisible actitud derrotista que ya debemos largamente superar.
Conclusión.
Frente a todo lo expuesto, la actitud de oponerse al proyecto de actualización de la Refinería de Talara, es un acto de ignorancia o de práctica anti-patria. Por ello, no merece consideración por la sociedad peruana.